Las cinco parroquias que conforman la Ruta Escondida celebraron la ‘Feria turística, gastronómica y productiva’
La fiesta fue completa el sábado 27 de abril en el parque central de Perucho, donde las cinco parroquias rurales que conforman la Ruta Escondida abrieron sus puertas a lugareños y visitantes con la ‘Feria turística, gastronómica y productiva’.
Los habitantes de Puéllaro, Atahualpa, Chavezpamba, San José de Minas y Perucho unieron fuerzas para ofrecer un festival de sabores, cultura y entretenimiento a cientos de personas que se concentraron en la plaza.
La inauguración estuvo a cargo de Pabel Muñoz, alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, quien alentó a la ciudadanía capitalina a realizar turismo en las parroquias rurales para que conozcan de cerca su riqueza identitaria y consuman sus productos, lo cual impulsa la economía local.
“Quito es la única ciudad a nivel latinoamericano que tiene una estrategia destinada a estos territorios, lo que nos permite construir oportunidades”, manifestó el alcalde, quien destacó que la municipalidad otorgó USD 15 millones para la ruralidad, para que las parroquias definan sus proyectos de desarrollo, con un presupuesto de USD 354 mil dólares para cada una.
Asimismo, Pabel Muñoz anunció que se implementará el Bachillerato Técnico Agropecuario en Perucho.
De su lado, Etzon Romo, gerente general de la Empresa Pública Quito Turismo, destacó los encantos de la ruralidad de las parroquias que conforman la Ruta Escondida. “Tiene cinco pisos climáticos, una temperatura maravillosa, es un espacio idóneo para disfrutar con la familia, hay buenos productos, la gente es amable, siempre está dispuesta a recibir a los visitantes”, resaltó.
En el marco de la feria, el Gobierno Autónomo Descentralizado de Perucho y Quito Turismo firmaron el convenio de construcción del centro de facilitación turística en esa localidad, para promover el turismo en la Ruta Escondida.
El punto de información turística estará cerca de la iglesia de madera, la misma que constituye uno de los espacios más representativos de esa zona, al ser la segunda iglesia más antigua del Ecuador.
La granja de animales fue el sitio favorito para los niños, mientras que los más grandes disfrutaron de la carrera de cuyes y presentaciones artísticas con música y danza en la feria, además de venta de artesanías, productos locales y variados platos que ofrecieron los establecimientos de comidas y bebidas.