Quito destaca por su oferta culinaria cuyos exquisitos sabores se ven reflejados en platos emblemáticos como el mote con chicharrón, empanadas de morocho, yaguarlocro, hornado con tortillas, fritada o seco de chivo. Sin embargo, para disfrutar por completo de la gastronomía local, no hay que olvidarse de un importante pilar de la cocina quiteña: los postres y golosinas.
Por eso, durante la visita a la ciudad hay que hacer una parada obligatoria en algunos lugares que le permitirán degustar algunos platillos como los pristiños o el dulce de higos, dos de las recetas más tradicionales de la capital que se encuentran en varios restaurantes y huecas, sobre todo en sectores tradicionales como La Ronda.
Otro postre tradicional son los helados de paila, una cremosa jalea natural con un intenso sabor a fruta que se prepara en una paila de bronce que gira sobre hielo con sal. Los helados pueden saborearse en el Centro Histórico en lugares como la heladería ‘Dulce Jesús mío’, ubicada en La Ronda, donde los turistas pueden encontrar más de mil sabores únicos y exóticos como la tradicional colada morada, ‘caca de perro’ (maíz con dulce), michelada (cerveza con sal, tabasco, pimienta y limón), café con humita (masa de maíz con queso) y más; o, la ‘Heladería San Agustín’, el restaurante más antiguo del Centro Histórico, que lleva 165 años deleitando con platos tradicionales y que permite vivir una teatralización con el personaje de la Abuelita Encarnación, que regresa desde el purgatorio a contar las leyendas de Quito.
Este postre también es parte de los recorrido en las parroquias rurales. Los ‘Helados de Paila de Pomasqui’, ubicados en el Corredor Turístico de la Mitad del Mundo, ofrecen más de 80 variedades: 11 tradicionales como mora y guanábana; 10 de temporada como borojó y arazá; y más de 60 gourmet que se realizan bajo pedido como chicha de jora, perejil, champagne con rosas, entre otros inusuales sabores.
La espumilla, una combinación de claras de huevo, pulpa de fruta y azúcar, es otro de los postres preferidos por niños y adultos. La receta tradicional de este manjar se la realizaba con guayaba, pero hoy en día las variedades son ilimitadas e incluyen sabores como banana, fresa, naranja, maracuyá, guanábana y más. En el Centro Histórico existen un gran número de establecimientos para degustar esta delicia. Además, los fines de semana se venden en mercados y plazas de las zonas urbanas y rurales.
Las colaciones, un confite redondo de color blanco, elaborado con azúcar y maní, endulza el paladar de todos los visitantes. Las ‘Colaciones de la Cruz Verde’, cerca de la Plaza de San Francisco, es uno de los negocios con mayor tradición de este producto estrella de la cocina quiteña que se elabora de forma artesanal y con una receta ancestral.
Las quesadillas, una especie de pastelitos elaborados con huevos, harina, agua, azúcar y el toque especial del almidón de achira, se han convertido en otro de los postres favoritos por su delicado sabor y textura. En el local ‘Quesadillas de San Juan’, ubicado frente al Centro de Arte Contemporáneo, mantienen la receta original de esta delicia, respetando su tiempo de cocción y elaboración en horno de ladrillo.
Los monasterios y claustros quiteños también tienen recetas ancestrales donde las monjitas preparan delicias como la miel pura de abeja, delicados, galletas, empanadas, vino de consagrar y otros productos naturales para aseo personal o subir las defensas del organismo.
Viajar a Quito, recorres sus calles, aprender de su historia, admirar su biodiversidad… es siempre muy recomendable. Vivir la experiencia con un dulce en la mano, ¡es mejor!