Esta zona se posiciona como uno de los mejores lugares para realizar este turismo, que permite descubrir su autenticidad, patrimonio y tradiciones locales

Quito cuenta con una gran oferta de turismo comunitario que tiene como uno de sus principios generar un impacto positivo sobre las familias que viven en la comunidad, en el desarrollo de la zona y en su estilo de vida, además de contribuir a preservar la identidad étnica, así como valorar y transmitir el patrimonio cultural de cada rincón.

Yunguilla, ubicada a tan solo una hora al noroccidente de Quito, es una propuesta de turismo comunitario perfecta, donde los viajeros comparten las actividades productivas y cotidianas de la comunidad. En este paraje se puede recorrer los caminos ancestrales del pueblo de los Yumbos, observar la diversidad de aves y degustar la deliciosa gastronomía local, elaborada con productos orgánicos de la zona.

Se trata de una experiencia única que ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar la rica herencia cultural y natural de este lugar mientras se apoya a la comunidad local. Este innovador enfoque tiene como objetivo brindar a los turistas una perspectiva auténtica de la comunidad rural.

Yunguilla cuenta con 166 habitantes y está formada por 55 familias, de las cuales 49 son parte del Centro de Turismo Comunitario. Esta iniciativa tiene un total de 82 plazas para visitantes y el precio de hospedaje oscila entre los 30 y 45 dólares por noche.

Esta comunidad es la única que cumple la normativa del Centro de Turismo Comunitario (CTC) dentro del Distrito Metropolitano de Quito, que contempla: la defensa de su territorio, el fortalecimiento organizativo, el desarrollo de la actividad económica bajo esquemas colaborativos solidarios (turismo como actividad complementaria de la comunidad), mejorar la calidad de vida, recuperar la identidad e impulsar la calidad de los servicios.

El turismo comunitario va más allá de los atractivos turísticos convencionales, ya que ofrece a los visitantes la oportunidad de involucrarse con las comunidades locales y descubrir su forma de vida, artesanías y cocina tradicional. Asimismo, promueve un turismo sostenible y responsable que protege el patrimonio cultural y natural de la ciudad para las generaciones futuras.